Me gusta escribir mi publicación semanal justo el viernes al terminar la semana, me hace pensar en todo lo que hice durante los 5 días y analizar que faltó, qué estuvo bien y qué pudo estar mejor. Hoy no voy a hablar de un tema en particular de diseño como a veces lo hago, si no de sentimientos en mi día a día como interiorista.

Ésta semana fue una de las más complicadas que hemos tenido en el año, estamos afortunadamente llenos de muchísimo trabajo y quisiéramos terminar todo en tiempo y que todo estuviera perfecto, cuando en realidad creo que vamos poco a poco pero tratando de tener  paso firme.

Además de ver y platicar con los clientes con los que actualmente tenemos proyecto abierto, hubieron un par más con los que trabajamos el año pasado y nos buscaron porque quieren hacer un área más en su casa, y también tenemos una recomendación con un nuevo prospecto a ver la semana entrante. Es febrero del 2018 y tenemos 5 proyectos abiertos muy importantes, dos de ellos foráneos  y cada uno con su propia forma y  estilo.

Mi día comienza con empezar a revisar los pendientes en la agenda, a ir haciendo llamadas y enviando avances de proyecto que hice una noche anterior, después salir a citas, a supervisar avances de muebles, de instalaciones, regresar a comer en familia, volver a salir a continuar lo de la mañana, para después llegar por la noche a avanzar al máximo los pendientes de renders, de planería, cotizaciones, etc. !

Hoy me di cuenta de que  con el paso del tiempo me he vuelto una crítica del interiorismo inevitablemente, a cualquier lugar que voy ya sean casas, oficinas, e incluso lugares de entretenimiento para mi bebé, empiezo a observar, a imaginar, a criticar positiva o negativamente, y creo que a cualquiera en su profesión le pasa!! Es decir, un dentista siempre verá los dientes de los demás aunque solamente esté platicando con alguien en medio de la calle.

Mi mayor satisfacción? Ésta semana hicimos la compra de muchos muebles para la casa de uno de nuestros proyectos, y ver la cara de mi clienta tan decidida y tan enamorada de sus futuros muebles, y su llamada al día siguiente para escucharla aún con la emoción, sinceramente no tiene precio. Admito que son muchas las desveladas y el estrés continuo, pero me emociona sobremanera  saber que estamos cambiando la vida de alguien tan solo con elegir el color y el modelo ideal para su sala.

Y mi mayor orgullo? Saber que por algo nos siguen recomendando. Gracias a cada uno por formar parte del estudio y por confiar en mi.